viernes, 10 de julio de 2009

Memorias de un hombre común

Marzo veintisiete de dos mil seis

Los jóvenes de colegio acaban de presentar los llamados exámenes de Estado para ingreso a la Universidad. ¡Pobrecitos! Las tres cuartas partes no ingresarán y tendrán que bandearse en un país donde las oportunidades son abundantes para pasar de clase media a clase marginada. No hablo de los ricos, porque ellos tienen resuelto el problema desde que nacieron y porque no faltará, si lo hago, quien me sitúe en la clase social de los desagradecidos, calificativo más sutil que el de los resentidos. Confrontando con Europa, aquí faltan universidades y sobran estudiantes, allá faltan estudiantes y sobran universidades. En una calle europea uno ve muchos viejos, pocos jóvenes y ningún niño; en una calle de Latinoamérica se ven muchos niños, muchos jóvenes y uno que otro viejo. No presumo de haber estado en Europa, sucede que tengo amigos que han ido allá y yo les creo, porque me lo han contado en tragos. (¿Hay alguien más sincero que un borracho?) Los sociólogos que nunca se equivocan, porque van de la mano con los estadígrafos, dicen que este continente es del futuro. A mí me parece que es de un futuro incierto, pero no pienso contradecirlos. Sólo expongo mi teoría.

¿Esa cantidad inverosímil de jóvenes que no ingresan a la Universidad dónde irán a prepararse para afrontar la vida que les espera? Tampoco quiero presumir de político -que lo es, en la medida en que desprecia a la humanidad-, ni antropólogo -que lo es, en la medida en que la ama-, para determinar el destino de esos jóvenes. Me atengo a las consecuencias y estas me dicen que es un valioso recurso que Colombia pierde inexorablemente. ¿Hay algo más importante que una juventud educada y lista para engrandecer la patria? Ese valor tan importante -tres cuartas partes, cada año- se despilfarra y hunde el desarrollo de cualquier país. Ya lo quisiera Europa para ser potencia mundial. Nosotros nos conformamos con ser potencia moral, que no es otra cosa que la abundancia de esa planta que se da exuberante en espinas y lánguida en frutos.